¿Pensando en grabar o transmitir clases en vivo este 2021?
La importancia de reflexionar en torno a lo que entendemos por Aulas Mixtas
La planificación escolar del año 2021 supone para todos los establecimientos educacionales un desafío sin precedentes. El presente año ha significado la adquisición y asimilación de sistemas de trabajo que para muchos fueron totalmente nuevos y para los cuales no estábamos preparados. Como Kimche nos ha tocado crear, orientar y aprender de las estrategias de abordaje en pandemia de la mano de más de 300 escuelas de todo Chile con características, estilos y contextos muy diversos.
A partir de la vuelta de la RM a fase dos esta semana y la fluctuación impredecible del contexto mundial, aparece la reflexión sobre el plan de clases dinámico 2021 que se prevé será la orientación del próximo año y quizás más. Las escuelas están ansiosas de generar un plan que permita abordar con diversas estrategias la famosa “aula mixta” cuya definición no está cerrada y que, según se propone, es el sistema más apto y flexible de volver “paulatinamente a la normalidad”, si es posible.
¿Pero queremos volver a la sala de clases tradicional?
Nos encontramos ante una reflexión crítica que creemos, no puede tomarse a la ligera, y es el impacto que cualquier estrategia que escojamos pueda tener sobre la experiencia de aula y el aprendizaje de los niños, niñas y jóvenes de nuestro país. Este año muchos colegios implementaron estrategias provenientes de sistemas mixtos, como Google Classroom, generando el campo propicio para fortalecer la innovación pedagógica que tanto tiempo hubiera tomado en otro contexto.
Hemos evaluado una estrategia que cada día suele aparecer más en nuestras conversaciones sobre el abordaje de las aulas mixtas: la clase grabada o la clase transmitida en vivo en la que algunos estudiantes (porque sea optativo o porque se designen grupos) estarán presentes en una sala de clases junto al docente, mientras otros asistirá desde sus casas.
Reflexionando como equipo en base a nuestro trabajo en colegios y con colegios, pensamos que esta alternativa puede resultar compleja en un escenario como el que nos encontramos y no por una razón, sino por varias. Entre las principales encontramos:
Es de alto costo
Implementar sistemas de transmisión en vivo supone un elevado valor en tecnología y recursos tales como micrófonos (el audio de una transmisión en vivo es crucial) cámaras, ancho de banda para transmitir, proyectores adecuados para ser visualizados desde una pantalla, cortinas black out para oscurecer salas, etc. Esto puede suponer el dejar de lado la inversión en recursos vitales para la escuela.
Propone un sistema de clases obsoleto y pobre en términos de interacción
Al estar grabando o transmitiendo una clase, la estructura más apropiada parece ser la de clase expositiva. En este tipo de clases, es imprescindible que los estudiantes guarden silencio y se encuentren en calma para no interrumpir la sesión que se está transmitiendo con el fin de no generar caos que dificulte la visualización de los estudiantes en casa. Cualquier persona que haya realizado clases en una sala de nuestro país, sabe que esto es muy difícil de lograr. Y está bien que así sea. Los estudiantes preguntan, hablan, se mueven, opinan, etc.
Es de alta demanda para aquellos que aprenden desde casa
Las transmisiones en vivo, por su modo sincrónico, son de alto costo para aquellos que no están presentes en la sala de clases. Hemos aprendido este año que toda acción sincrónica requiere calidad (precio) en recursos como internet y buenos dispositivos para ser aprovechada, en una sociedad que no siempre dispone de estos recursos y que muchas veces son compartidos o intermitentes.
¿Qué proponemos entonces?
Como Kimche, creemos firmemente en que todo lo que hemos aprendido y lo que hemos avanzado puede ser una oportunidad de generar innovaciones y aportes a la estructura escolar y las estrategias didácticas de aula. ¿Cómo no perder esto?
Hemos querido sugerir a las escuelas el revisitar la literatura de la educación en relación a las aulas mixtas, en que sistemas como Aula Invertida o Aprendizaje entre Pares aparecen como estrategias ordenadas, con propuestas contundentes que han adquirido durante todo el 2020 cimientos importantes para establecerse. Desde la década del 90 los sistemas mixtos han generado qué hablar en relación a la innovación en aula, de la mano de modelos que promueven la autonomía, la motivación, la co-construcción y el aprendizaje significativo en que el estudiante y sus compañeros son protagonistas y agentes activos en la sala de clases (virtual o presencial).
Sistema de Aula Invertida
A modo general, un sistema de Aula Invertida con módulo remoto o presencial propone el trabajo inicial del estudiante en el módulo asincrónico con plataformas como Google Classroom, en donde el docente comparte material variado para revisar (puede ser generado por él o ella, como también recursos educativos apropiados y revisados, como los que entrega el Ministerio de Educación para los objetivos priorizados).
Luego, el estudiante recibe y trabaja en el mismo módulo actividades encargadas de poner a prueba el aprendizaje de contenidos necesarios para la puesta en práctica de los mismos, para la generación de conocimiento con sus pares, por ejemplo.
Entonces la sala de clases o la videollamada se transforman en un espacio para trabajar en equipo, desarrollar habilidades conjuntas, preguntar, reír, generar vínculos y hacer valer la interacción con otros.
Durante este año sorteamos las barreras que se conocen como fundamentales en la implementación de estos sistemas, como los dispositivos y el acceso a internet para la mayoría de nuestros estudiantes, el aprendizaje de plataformas de parte de estudiantes, familias y docentes, estrategias de evaluación remota, etc. Es fundamental que este terreno fértil sea utilizado en invertir desde la formación docente y el trabajo con la comunidad educativa en su conjunto para la adquisición de estrategias didácticas mixtas apropiadas a nuestros contextos, que resulten en una mejora del sistema educativo en su conjunto y un cambio en el rígido paradigma de la cultura escolar, en donde niños, niñas y jóvenes puedan ser contenidos por una escuela que comprende las necesidades del futuro y se hace cargo de su educación emocional y sus aprendizajes.
En próximas entradas ahondaremos en los sistemas de aulas mixtas que mencionamos anteriormente. Sabemos que se trata de un período crítico, que impactará desde la formación docente hasta la experiencia de los estudiantes de Chile y el mundo, que será crucial en la sociedad del futuro y la forma en la que creamos la educación que queremos.