El modelo educativo basado en la felicidad – Soka
En qué consiste el sistema educativo japonés inspirado en el pensamiento de Tsunesaburo Makiguchi y cómo acercarlo al aula chilena.
So-Ka, que en japonés significa “creación de valor”, es el término utilizado por Tsunesaburo Makiguchi (1871-1944) para nombrar su sistema que consiste en generar un modelo de enseñanza que enfatice como objetivo fundamental crear valor, siendo la felicidad de los estudiantes la meta principal de la educación.
Según el educador japonés, esto facilita que los estudiantes tengan vidas más alegres, contribuyendo así a sus comunidades y promoviendo una relación armoniosa con las demás personas de su entorno.
En Kimche nos llamó la atención esta propuesta, ya que creemos que los docentes se encuentran en constante cuestionamiento sobre el sentido de la educación y su aporte efectivo al desarrollo de las personas, así como su relación con la comunidad.
¿Cuál es su origen?
Tsunesaburo Makiguchi se inspiró en la filosofía budista de Nichiren Daishonin para desarrollar su sistema educativo, planteando un budismo menos cercano a lo divino y más conectado con las problemáticas cotidianas de la sociedad. Daishonin afirmaba que cada persona tiene el potencial de afrontar los desafíos de su día a día de manera creativa para generar resultados valiosos que puedan influir positivamente en su comunidad.
Luego, su legado fue continuado por el educador Josei Toda quien, desilusionado con el opresivo sistema educativo japonés, desarrolló la asociación Soka Gakkai, labor que más tarde prosiguió Daisaku Ikeda, su actual presidente, quien le dio a la organización el sentido internacional que la caracteriza, involucrándose en diálogos por la paz y creando lo que conocemos hoy como el sistema educativo Soka.
Cultura de paz
El sistema educativo Soka contempla centros de formación desde la educación infantil hasta la universitaria. Los elementos definitorios de estos centros son:
- Facilitar el intercambio de experiencias por medio del diálogo.
- Fomentar una cultura de paz y reflexión acerca de los derechos humanos.
- Sensibilizar hacia la importancia de coexistir con la naturaleza.
- Fomentar el aprendizaje de idiomas y la lectura.
- Facilitar el desarrollo intelectual, siguiendo la idea de que el conocimiento por sí solo no puede generar valor si no está guiado por la sabiduría.
- Añadir al intelecto un sentido de propósito, responsabilidad y deseo de contribuir al bienestar de la humanidad.
- Generar relaciones de amistad significativas y duraderas.
¿Y los profesores?
En la educación Soka cobra gran importancia el desarrollo de los profesores, con la idea de que si los estos no crecen, los alumnos tampoco lo harán. Una de las prácticas docentes habituales consiste en que los profesores llevan una bitácora de sus propias prácticas que revisan junto a sus compañeros para ayudarse, sobre todo, en experiencias de fracaso. Esto se define como “red de aliento mutuo”.
Un buen ejemplo de su filosofía de trabajo es su idea de que los profesores están demasiado ocupados. Soka plantea que estar ocupado facilita olvidarse de lo más importante, enfatizar lo urgente y perder el norte del propósito. Los profesores más jóvenes son los más afectados porque no comparten sus vivencias y no pueden beneficiarse de la sabiduría de los educadores más experimentados.
Por eso se fomenta la idea de que el profesor trabaja en dos escenarios: el aula y la comunidad. Así se completa su labor. No es suficiente con el trabajo en el aula.
Soka al aula chilena
A pesar de ser un modelo educativo inspirado en corrientes culturales que pueden resultar lejanos para la realidad de Chile, hay diversos elementos “Soka” que se pueden integrar a la idiosincrasia educativa del país.
Loreto de la Vega, asesora educacional de Kimche, comenta que, luego de trabajar con más de 300 colegios en 2020, “en Kimche nos dimos cuenta que la emergencia sanitaria que vivimos actualmente provocó que durante el año pasado muchos profesores se sintieran aislados en su labor y perdieran instancias valiosas con colegas para compartir experiencias y motivarse mutuamente. Creemos que la tecnología debería apuntar precisamente a lo contrario.
La realización de clases en 2021, ya sea a distancia o en un sistema mixto, debería tener como meta fundamental de las prácticas docentes el cuestionamiento sobre el bienestar y la felicidad de los alumnos y, para conseguirlo, es importante que profesores tengan instancias para reflexionar sobre los objetivos de la enseñanza que están brindando y si ésta contribuye al desarrollo humano de los estudiantes para que tengan una relación armónica con su comunidad y su ambiente.
“Que los estudiantes sean parte de una comunidad y un aporte en ella, según Soka, es un pilar fundamental en el desarrollo de niños felices. El saber no es una isla y el desarrollo de vínculos sanos en el aprendizaje promueve relaciones y saberes significativos en nuestros alumnos”, concluye Loreto.
Fuente: BBC